"... Simeón y Leví son hermanos; Armas de iniquidad sus armas. En su consejo no entre mi alma,Ni mi espíritu se junte en su compañía. Porque en su furor mataron hombres, Y en su temeridad desjarretaron toros."
Génesis 49:5-6
En el capitulo 49 del Libro de Génesis, nos muestra al Patriarca Jacob quien estaba al final de sus días y llama a sus doce hijos para declarar las bendiciones proféticas a cada uno.
Vemos por ejemplo, como según lo que cada uno siembre eso recogerá. Simeón y Leví dos de los hijos de Jacob y Lea, quienes se portaron de una manera vil al tramar, engañar y ejecutar venganza contra Siquem quien había violado a Dina, hermana de ellos. Sin embargo, el joven se enamoró de Dina y le pide a Hamor su padre que pida la mano de la joven Dina en matrimonio. Ver Génesis 34
De manera que, los hermanos deciden un plan y lo llevan a cabo, sin medir las consecuencias.
Finalmente reciben el juicio y cosecha de las siembras que hicieron.
¿Cómo nos aplica a los hijos de Dios, conocer de esta historia de la vida real? Bueno, todos tenemos que presentarnos ante el Tribunal de Cristo y daremos cuenta de lo que hagamos, y aunque la vida eterna es por la gracia de Dios a través de creer, recibir y obedecer a Jesucristo. Seremos juzgados por lo que hagamos o no hagamos de acuerdo a la voluntad de Dios.
Debemos confesar nuestros pecados al Padre Jehová y pedir perdón en el nombre de Jesucristo, consecuentemente caminar en obediencia, para recibir las bendiciones destinadas para los que le temen y le aman.
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